Gestión emocional

Hay muchas estrategias para resolver de forma inteligente una situación emocional, pero lo primero es el conocimiento de las emociones básicas o las que nos aquejan especialmente.

No se trata de borrar las emociones negativas que nos pueden causar ciertos hechos, sino de reducir su intensidad

(Jonathan García-Allen)

Toma los mandos de tu gestión emocional

Después de conocer las emociones, te apoyamos en la intervención para el cambio, la expresión emocional y la interpretación de lo que nos ocurre, el impacto directo de las situaciones, la percepción, la definición del “problema”, el discurso interno y la resolución que implique la gestión de los elementos.

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Algunas de las principales emociones que sentimos a lo largo de nuestra vida son:

  • Alegría: emoción de las llamadas “positivas”, que engloba gozo y bienestar, suele ser el resultado de circunstancias que interpretamos como agradables; en su máxima intensidad aparece como euforia y puede no ser del todo recomendable.
  • Tristeza: podemos relacionarla con la frustración y un estado de ánimo bajo, ya bien sea por la falta de consecución de metas planteadas o desequilibrios en nuestro estado de bienestar, es cuando nos embarga el sentimiento de pérdida y aparece esta emoción.
  • Miedo: se dispara cuando sentimos una amenaza, ya bien sea emocional o física, independientemente si solo se encuentra en nuestra imaginación o sea real. Aunque parezca negativo, no lo es del todo, ya que nos puede servir para actuar de forma más eficaz ante alguna situación que nos refiera peligro o riesgo. En todo caso, se la puede categorizar de desagradable.
  • Sorpresa: esta emoción aparece ante una situación o evento que no se esperaba, como es repentina, la reacción es espontánea y puede ser diversa, podemos recibirla de forma neutral, agradable o desagradable, nos podríamos llegar a mostrar agitados, confundidos o maravillados con lo que nos sorprenda. Normalmente, va acompañada de algo agradable o desagradable después. Hay muchas personas que no les gustan las sorpresas.
  • Asco o aversión: aparece cuando algo nos impresiona de forma desagradable y repugnante; esta emoción se suele derivar de algún condicionamiento, ya que no a todos nos da “asco” lo mismo; una de sus principales funciones es la supervivencia, puesto que nos alerta sobre algún estímulo que nos puede resultar peligroso, o bien que pueda resultar perjudicial para nuestra salud. Por ejemplo, si vemos una fruta cubierta por moho y que desprende olor “desagradable” entonces nos da asco y no se nos ocurre comerla.
  • Ira: si reaccionamos a un ataque o como defensa es probable que sea con ira, es una respuesta de nuestro cuerpo ante estímulos que nos provocan un estado de excitación que suele ser desagradable, como consecuencia podemos actuar con mayor impulsividad, lo cual puede derivar en agresividad. Su manifestación puede estar relacionada con la aparición de depresión.