El síndrome de Tourette es lo que se conoce como una afección al sistema nervioso que provoca que las personas que lo padecen tengan diversos tics que no pueden terminar de controlar como espasmos, sonidos o movimientos que repiten, ninguno de estos tics lo pueden evitar y los hacen de forma involuntaria.

Normalmente se empieza a manifestar en la infancia, desde el primer año de vida hasta antes de los 18. Puede ser algo que a pesar de no ser dañino en si puede afectar mucho al desarrollo de la persona en su vida social de una forma negativa y tener un impacto peor a largo plazo. Por eso es importante detectarlo y tratarlo en la medida de lo posible como sea necesario, así de concienciar al resto de personas que están alrededor del afectado para tener siempre el ambiente más sano posible.

A pesar de no tener cura no significa que no exista un tratamiento para poder ayudar a mejorar la calidad de vida del individuo y contrarrestar los síntomas todo lo posible. Tales como medicamentos que disminuyen la dopamina, inyecciones de botox muy controladas o medicamentos contra el deficit de atención o la hiperactividad entre otros. Por otro lado se puede ayudar de una forma psicológica como la terapia del comportamiento, la psicoterapia o la DBS (Estimulación cerebral profunda.)

Desde aquí hago un llamamiento a todas las personas que crean que pueden padecerlo. Si es así, lo mejor que puede hacerse es consultarlo con un psicólogo y con el médico de cabecera para que pueda ser derivado a los especialistas necesarios para que puedan tratar a la persona como es debido. Y si en su entorno hay alguien que lo padece o cree padecerlo lo mejor es que trate de estar lo más cómodo posible y sin generarle ningún tipo de incomodidad.

Referencias:

https://www.elsevier.es/