La intolerancia a la lactosa es una condición en la que el cuerpo no puede digerir la lactosa, un azúcar que se encuentra en la leche y los productos lácteos.
Cuando una persona presenta esta intolerancia e ingiere productos lácteos, esta lactosa se deposita a nivel intestinal, generando molestias abdominales, gases, hinchazón y diarrea.
Se presenta de una forma heterogénea sobre la población, algunas personas pueden tomar cantidades reducidas de lácteos sin presentar problemas.
¿A que se debe la intolerancia a la lactosa?
Cuando ingerimos algún producto con lactosa, una enzima del intestino delgado conocida como lactasa, descompone esta lactosa en dos formas de azúcar más simples; glucosa y galactosa. Una vez producida esta rotura de la molécula, ya puede ser absorbida.
El organismo no es capaz de fabricar la suficiente cantidad de lactasa para descomponer la lactosa en sus dos moléculas más sencillas.
Puede venir dada por los siguientes factores:
Edad: los niños y adolescentes tienen menos probabilidades de desarrollarla que los adultos.
Origeén étnico: las personas con origen africano y asiático tienen más posibilidades de desarrollar intolerancia en edades tempranas.
Patologías digestivas como enfermedades celiaca y enfermedad de Crohn.
Medicamentos como los antibióticos.
Infecciones en tracto digestivo.
Tratamiento a la intolerancia a la lactosa
Evita los lácteos: La forma más efectiva en la intolerancia a la lactosa es evitar el consumo de productos lácteos. Esto incluye leche y sus derivados con algunas excepciones como veremos más adelante. Busca alternativas sin lactosa o productos lácteos sin lactosa en el supermercado.
Productos sin lactosa: Cada vez encontramos más variedad en el mercado. Estos productos están diseñados para ser más fáciles de digerir para las personas con intolerancia a la lactosa, normalmente estos productos llevan la encima lactasa en su matriz.
Suplementos de lactasa: Como hemos visto con anterioridad, la lactasa es la enzima que descompone la lactosa. Los suplementos de lactasa están disponibles en forma de pastillas o líquidos y pueden ayudarte a digerir los productos lácteos con mayor facilidad. Debes tomarlos justo antes de consumir alimentos con lactosa.
Opta por lácteos fermentados: Algunas personas con intolerancia a la lactosa pueden tolerar mejor los productos lácteos fermentados, como el yogur, ya que las bacterias encargadas de producir el yogur ayudan a descomponer la lactosa en el proceso.
Consulta a un Dietista-Nutricionista: Si crees que tienes intolerancia a la lactosa, es importante que consultes a un especialista de la salud. Desde ARPA podemos darte consejos individuales para llevar un control más personalizado en tu control de la intolerancia.
Mantén un registro de los alimentos que consumes y cómo te sientes después. Esto ayudará a identificar qué alimentos o cantidades desencadenan los síntomas y a tomar decisiones más adecuadas sobre tu alimentación diaria.
Lee el etiquetado de los productos: En muchas ocasiones, la lactosa se esconde en productos procesados bajo nombres como suero de leche, sólidos de leche, caseína y otros. Aprende a leer las etiquetas para identificar ingredientes que contienen lactosa.
Busca fuentes alternativas de calcio: Dado que la intolerancia a la lactosa puede dificultar la obtención de suficiente calcio, como verduras de hojas verdes, almendras y productos fortificados con calcio.
Recuerda que esta intolerancia varía de persona a persona, por lo que lo que funcione para una persona puede no ser igual de efectivo para otra. Experimenta de la mano de un profesional las diferentes estrategias y encuentra la que mejor funcione para ti.
Desde el servicio de nutrición de ARPA, te aconsejamos hablar con un profesional de la salud como un dietista-nutricionista para obtener una orientación personalizada para tu caso.
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